Edad Media

La Edad Media, comprendida entre los siglos V y XV, es conocida por sus castillos, caballeros y arte gótico. Fue una época de feudalismo, donde la nobleza controlaba tierras y los campesinos trabajaban en ellas.

En el ámbito cultural, los monasterios jugaron un papel crucial en la preservación del conocimiento, mientras que el arte románico y gótico marcó la arquitectura de la época. La vida giraba en torno a la religión, con la Iglesia Católica ejerciendo un gran poder.

Figuras como Carlomagno y Guillermo el Conquistador fueron influyentes en la política, mientras que el filósofo Tomás de Aquino dejó un legado duradero en el pensamiento medieval.


CASIODORO (c. 485-580)

Casiodoro (en latín Magnus Aurelius Cassiodorus Senator) (c. 485-580) fue un político y escritor latino, fundador del monasterio de Vivarium, cerca Squillace, en Calabria, en el sur de Italia. Dentro del convento estableció un centro de estudios bíblicos y una biblioteca, un lugar de conservación de la literatura clásica (griega y latina). 

Variae, liber XII, epist. 24: In salinis autem exercendis tota contentio est: pro aratris, pro falcibus cylindros volvitis: inde vobis fructus omnis enascitur, quando in ipsis et quae non facitis possidetis. Moneta illic quodammodo percutitur victualis. Arti vestrae omnis fluctus addictus est. Potest aurum aliquis minus quaerere, nemo est qui salem non desideret invenire; merito, quando isti debet omnis cibus, quod potest esse gratissimus.

  • "Toda vuestra atención está concentrada en las salinas. En lugar del arado o la hoz, hacéis rodar los rolínes. De allí surge toda vuestra cosecha, cuando encontráis en ellas ese producto que no habéis fabricado. Allí se puede decir que se acuñó el dinero de vuestra subsistencia... En la búsqueda de oro puede haber alguien indiferente, pero no hay nadie que no desee encontrar sal, y con razón, ya que a ella se le debe que cualquier comida puede ser muy gustosa”.

ISIDORO DE SEVILLA (c. 560-636)

Isidoro de Sevilla (Isidorus Hispalensis; ca. 560​-4 de abril de 636).

      Etymologiarum XVI. "Acerca de las piedras y los metales 2":*

     3. Hay quienes sostienen que la sal se denomina así porque «salta» (exsilire) cuando se la arroja al fuego. Siendo ella ígnea, huye del fuego; pero sigue a su naturaleza en cuanto que el fuego y el agua siempre se muestran mutuamente enemigos. Otros opinan que su nombre deriva de salum (mar) y de sol (sol), porque se produce de manera espontánea de las aguas del mar, que dejan en los litorales y roquedos sus espumas que son secadas por el sol. Se extrae de lagos, ríos y pozos, y se amontona en salinas en donde el sol la seca. Hay ríos que presentan una densa capa de sal bajo la que sigue fluyendo el agua. En otros lugares se recoge separándola de las arenas: en estos sitios, la sal aumenta en las noches de luna. En Cirene, las sales de amoniaco se encuentran bajo las arenas. Hay también montes productores de sal en los que ésta se extrae con herramientas, como si de piedra se tratara, y vuelve a producirse con mayor abundancia; es tanta su dureza, que se construyen muros y casas con bloques de sal, como sucede en Arabia.

      4. Por lo que respecta a la naturaleza de la sal, existen diferencias, pues en unos lugares hay sales suaves, y en otros saladísimas; del mismo modo, comúnmente, la sal crepita en el fuego, pero la de Tragasa ni crepita ni salta en las llamas; la sal agrigentina, de Sicilia, se diluye en el fuego y salta en el agua, siendo ese disolverse en el fuego contrario a su naturaleza.

       5. Existen también diferencias de color. La de Menfis es roja; en alguna parte de Sicilia, en la zona del Etna, es purpúrea; en la misma Sicilia, en el Paquino, se obtiene una sal tan brillante y tan resplandeciente, que refleja las imágenes; en Capadocia se extrae una sal de color azafranado.

        6. Por su naturaleza, la sal es necesaria para toda comida: da sabor a los guisos, excita el hambre y abre el apetito en todo tipo de manjares. De ella viene todo deleite y suma satisfacción por el alimento, y de aquí se piensa que recibió su nombre la salud (salus). Nada hay más útil que la sal y el sol. Por ello vemos que los marineros poseen unos cuerpos tan vigorosos. Más aún: con la sal se excita sobremanera el apetito de los rebaños, ganados y bestias de carga; producen mucha más leche y, en consecuencia, nos proporcionan mayor abundancia de queso. También la sal reseca los cuerpos, los curte y los vuelve compactos. Impide que los cadáveres se pudran y los mantiene incorruptos.

*(Trad. de J. Oroz Reta y M.-A. Marcos Casquero, Madrid, 2004).